El domingo pasado, 14 de octubre del 2018, nos dejaba el artista Eduardo Arroyo, a los 81 años, tras una vida rica y muy viajada, un artista internacional y polifacético, cuya obra pictórica entre conceptual y nueva figuración, una figuración de contenido político y social, o figuración narrativa, con toques de surrealismo e influencias del POP-Art, con la que expresaba su espíritu crítico.

Nace en plena Guerra Civil, en 1937, estudia en el Liceo Francés, se matricula en la Escuela de Periodismo de Madrid, en 1957 se instala en París, con exilio 'voluntario' pero 'necesario' porque ‘La España de Franco se había convertido para él en un país insoportable’. Desde esta ciudad, donde residió dos décadas, apoyó el Mayo del 68 y forjó su carrera con un espíritu crítico, desarrollando una obra figurativa con contenido político y social.

Vive también en Roma y Berlín, lo que contribuyó a forjar su carácter de artista europeo; regresando a España a finales de los años setenta, ya reconocido escritor, pintor y escenógrafo. En esta época viaja a Estados Unidos y llega a exponer en el Guggenheim de Nueva York en 1984. En 1994 tiene lugar en el Museo Reina Sofía una exposición antológica suya y hace sólo un año, se presentó una gran retrospectiva en la Fundación Maeght, en Saint-Paul-de-Vence.


Probablemente, gracias a una educación que desarrolla su interés por la cultura y le hace mirar hacia Europa, Arroyo habría salido y vivido fuera de España, pero ciertamente esa España gris y con falta de libertad no era país para una mente abierta, curiosa y crítica; lo que le impulsa a salir, en busca de un lugar donde la libertad de pensamiento y expresión es mayor, donde se desarrolla una vanguardia intelectual y creativa en su juventud, el París de 1958. Por ello, elijo esta obra suya, que se puede visitar en el Reina Sofía ‘los cuatro dictadores’ –representación de Franco, Salazar, Hitler y Musolini-, obra que creo le identifica a nivel personal.

Por lo que he leído, definiría a Eduardo Arroyo como una persona con curiosidad insaciable, intelectual y creativo, con una gran necesidad de descubrir y crecer día a día… expresando aquello que le impactaba y/o le importaba, con los distintos medios que dominaba.

No conocí a Arroyo, aunque mi padre estuvo con él en Madrid para la edición de esta obra con motivo del 53 Festival de Cante de Las Minas de la Unión, celebrado en 2013, aquí tenéis esta edición en litografía y serigrafía, con la que nosotros recordaremos a Eduardo Arroyo.

Despedimos a uno de los artistas más internacionales y comprometidos a nivel político y social, un artista que trabajó con las técnicas y facetas del arte más diversas. En nuestro catálogo contamos con una obra suya, editada con motivo del Festival de Cante Flamenco de la Minas de La Unión.